LASTRES Y LUCES EN LA CALZADA ROMANA
Vista desde el Campo San Pedro. Al fondo el edificio de La Colegiata. Llastres
Vista desde el Campo San Pedro, Llastres. Al fondo la punta El Penote, en la bahía de Llastres
Empezaré por el puente romano del río Astuera. Este río tiene un recorrido de 4 kms. Nace en un manantial en la casería de Aspriella, y también se llama ríu de Aspriella, del Llavanderu, del Candongu (por dónde va pasando), desemboca en la playa L´Astiyeru, Llastres. Este puente romano estaba integrado en la calzada romana que venía del Este y seguía hacia Villaviciosa.
En la década de los años 50 del pasado siglo XX, con el fin de construir un restaurante en su lado Sur, con permiso municipal, Juan Llamas y su socio, lo derribaron y construyeron otro de hormigón por considerarlo más firme… “¡qué pena!”; los sillares del arco, aún se ven en el fondo del río.
Sigue la calzada por la zona de El Cantu, próxima al sitio dónde en el siglo XIV, se construye por la familia Quirós, la primera iglesia de Llastres, cerca de su casa de Los Toyos.
Pasada la poza de El Cantu y cerca ya del primer barrio de Llastres, El Piqueru, en la calzada hay otro puente que no salva un río, sino un manantial: “El Puentín”. De allí mismo sale un ramal que se adentra en la villa por el lugar de La Colegiata, construida en el siglo XVIII.
La Calzada sigue ascendiendo y al poco, un repentino giro de 90 grados a la izqda: es El Campo San Pedro (mirador y prado), dónde existió una capilla dedicada a ese santo, de la que no queda más que la marca de los dos escalones de acceso, ahora integrados en el muro de entrada de la casa de la izquierda.
Un kilómetro más arriba de la fuente y puente de El Puentín, encontramos la capilla de El Cristo de los Caminos, nombre reciente que sustituye al tradicional de capilla de El Aspu, barrio en el que está situada, y el más oriental del pueblo de Lluces. Este nuevo nombre, es desde hace pocos años, cuándo el párroco D. Andrés Fernández hizo un acto de desagravio después de haber sido saqueada por algún desaprensivo. Había sido construida por Pedro Fernández, de Llastres, y últimamente la cuidaba, hasta su reciente muerte, ya muy mayor, por un pescador de Llastres jubilado: Quintín Cristóbal. Al lado de esta capilla de El Aspu, hay una cruz de metro y medio de altura, tallada de una misma piedra, que fue tirada en el año 1936 y vuelta a levantar más tarde, arreglando los daños que había sufrido.
A trescientos metros de la capilla, siguiendo por la calzada romana (bajo el asfalto), encontramos la Fuente Menán, de aguas ferruginosas de un manantial próximo a la misma, que aflora seis metros más arriba, en una finca agrícola. Al llevador de la finca, le gustaba poco o nada, que la vecindad y los viajeros entrasen hasta la fuente, por lo que acuerda con el dueño de la misma, un rico de Llanes apodado El Cuco, ceder unos metros y dejar la fuente fuera, pegada a la calzada. Para llevar a cabo esta obra, el propietario perdona al ganadero la renta de un año: 22 reales de vellón, y éste tiene que poner el resto. La construcción, una obra de arte, es del siglo XVIII. El pilón, que sobresale del frente, fue tallado de una gran piedra de la fachada en una única pieza.
En los primeros años del siglo XX, un nieto de aquel labrador/ganadero, compra la propiedad al volver de hacer las Américas. En la actualidad, son los nietos de éste último, los dueños. La fuente tenía un manantial de mucho aporte de agua, que era conducida hasta la nueva construcción por una sucesión de grandes losas acanaladas y tapadas por otras planas, pero las raíces de unos robles cercanos las desplazaron, por lo que parte del flujo se pierde en el trayecto. Las aguas, son analizadas por el acreditado químico leonés Sr. Chalazón, que dice producen muy buenos efectos en ciertas enfermedades, como prácticamente estamos comprobando; así mismo, confirmándolo un afamado médico de la provincia que dice que esta agua es mejor que las de similares características que hay en Mieres del Camino y el concejo de Laviana.
En la noche de San Juan, la limpian y engalanan los vecinos.
Seguimos, y al poco encontramos la capilla de Puche, construida al lado Norte de la calzada, por Ramón Candás e Ignacia Busta, alrededor del año 1900; su biznieto Gumersindo Candás la restauró en 1977 y la cuidó toda su vida. Desde su fallecimiento son algunos vecinos los que la limpian y colocan cirios y flores.
Siguiendo hacia el Oeste por la calzada romana y después de pasar el núcleo de casas y cuadras, encontramos la casería de Fana, que junto con las de Aspriella y Los Toyos, fueron las primeras casas de la parroquia de Llastres/Lluces. La casería de Los Toyos, de la familia Quirós, dueños de muchas hectáreas de terrenos desde la playa L’ Astiyeru hasta Lluces, aún se conservan escrituras de fincas en las que se dice: esta finca fue comprada a “La Dehesa”.
En la casería de Fana, tuvo lugar un sorprendente y asombroso hallazgo, fruto de la casualidad, a finales del siglo XIX. Al lado Oeste de la casa, hay una pequeña parcela donde pastan los ganados; un invierno muy húmedo, una vaca se hundió en un hoyo, que hasta ese momento no existía. Desde arriba la veían moverse por el fondo sin problema, no dando crédito a algo tan extraño, llamaron a algunos vecinos pidiendo ayuda para cavar una rampa y sacar al animal. Al llegar abajo, quedaron boquiabiertos al contemplar un sinfín de túneles y galerías. Resultaron ser unas termas romanas con baños, llares, salas de estar y demás. Sacaron la vaca, cerraron el pozo y la rampa y se comprometieron a no decir nada de lo ocurrido por si incurrieran en algún delito. Algún niño escuchó alguna conversación en casa y la noticia llegó primero a la escuela y después a todo el pueblo.
Las Termas de Fana, aparecen en un listado en el Archivo de Simancas en Valladolid, página nº 250 U.P.A. También en Consejería del Principado de Asturias, página Luces-Colunga, 35-U.P.L.
El Puente La Llomba
La calzada romana sigue por el Monte La Rasa de Lluces hasta el lugar llamado La Llomba, dónde pasa un río. Se construyó un puente para salvarlo. El arco no es de grandes proporciones, pero como el suelo es terreno de vega, por lo tanto fangoso, tuvieron que hacer una base muy sólida y grande.
El 27 de Abril de 1936, el secretario del Ayuntamiento de Colunga, D. Casimiro Cristóbal, natural de Lluces y vecino de La Isla, certifica, a petición de los vecinos de los pueblos de Sales, Llué, Lluces y Llastres, que la Rasa de Lluces, por una Real Orden de la Reina Regenta Isabel II, de 23 de Abril de 1858, queda en“favor de aprovechamiento de pastos y leñas” para los susodichos pueblos.
Dicha reina, había llamado a Madrid al embajador español en Londres Sr. Mendizábal, para que con los ministros de la época, vieran y estudiaran la forma de adquirir fondos para concluir la Guerra Carlista que duraba ya años y estaba dejando exhaustas las arcas públicas. Se acordó subastar algunos bienes de El Estado y de La Iglesia, entre otros La Rasa de Lluces, terrenos de los pueblos citados. Los vecinos, con los fondos de una colecta, acudieron a la Casa Real suplicando que estos terrenos de pastos y leñas, fueran excluidos de La Subasta ya que suponían su modus vivendi.
El 15 de julio de 1954, el Ayuntamiento de Colunga, en una sesión plenaria, sin tener en cuenta esa Real Orden, toma el acuerdo de Cesión a Perpetuidad, con destino a la Granja Escuela de Luces, una superficie de 50 hectáreas en la zona de La Llomba.
La Granja Escuela, además de Centro Educativo, tiene una ganadería y para sembrar forrajes, cubrieron de tierra la calzada romana y parte de la base del puente, otros propietarios de prados cercanos, los imitaron.
Estábamos acostumbrados a oír que no se podían poner puertas al campo, pero El Ayuntamiento de Colunga y La Granja Escuela de Luces, no pusieron puertas, pusieron un “Puente al Campo”, ¡lamentable!
Enrique Granda O.
En Llastres, a 12 de Junio de 2018
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