viernes, 22 de septiembre de 2017

Estamos leyendo... "Campo de amapolas blancas"

Novela: “Campo de amapolas blancas”, cuyo autor es Gonzalo Hidalgo Bayal. 


Autor:

Gonzalo Hidalgo Bayal (Higuera de Albalat, provincia de Cáceres, noviembre de 1950). Ha trabajado como profesor de lengua y literatura en la secundaria. Es un reconocido novelista, poeta y ensayista.
Gonzalo Hidalgo Bayal se licenció en Filología Románica y en Ciencias de la Imagen por la Universidad Complutense de Madrid. Desde hace muchos años, ha combinado su trabajo como profesor, en un instituto de enseñanza secundaria en Plasencia, con su carrera literaria. Hoy, está jubilado y sigue siendo un gran escritor, poeta, ensayista y filólogo español.1
Así resumía su vida Hidalgo Bayal en 2011: "Cuando llegué a Madrid tenía unos 18 años y necesitaba ganar dinero. Un señor estaba montando una editorial, que creo que pirateaba cosas de Espasa y vendía en fascículos. Estuve con él mi primer mes. Luego pasé a empaquetar medicinas. Mi tarea era poner los sellos del colegio de huérfanos. Aunque vivía en San Bernardo, venía a comer a este restaurante todos los días. A Madrid vine a estudiar Preu, en 1969 o 1970, después hice Filología Románica y Ciencias de la Imagen en la Complutense... En 1979 fui a dar clases de lengua y literatura a un instituto de Plasencia, luego dos en el instituto de Coria, y volví a Plasencia; hasta el 1 de septiembre porque pedí la jubilación anticipada... Ahora supongo que puedo escribir. Cuando estaba en el instituto también lo hacía, podía sacar tres o cuatro horas diarias. Al principio solo daba clase en el horario nocturno, así es que por las mañanas escribía y por las tardes leía".

Sinopsis:

Esta historia empieza con las aventuras de dos niños en el colegio de los padres hervacianos en la ciudad de Murania y concluye con el encuentro fortuito por la calle, muchos años después y también en Murania, con un hombre taciturno y desolado que despierta en el narrador los recuerdos de esos días pasados. Entre un tiempo y otro transcurre la juventud de dos amigos, sus viajes, sus primeros amores, los estudios en Madrid y en Salamanca, París y el Barrio Latino, los libros, el cine, las canciones... O quizá sea mejor decir que transcurren los eslabones del tiempo que escribe la memoria. O ese aire exacto y familiar de olvidos y recuerdos por el que todos algún día sabemos, quizá calladamente, dónde están –si es que alguna vez los hubo– esos campos de amapolas blancas y el desesperado sueño de su blancura.

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